sábado, 20 de marzo de 2010


¿Tú?
¡Oh!, Dios... ¿Eres tú?
¿Estoy soñando? No, no es un sueño. Eres tú.
Reconozco tu voz, y huelo tu perfume y... sí, también puedo verte, al lado de Norma. Y ahora mamá que te da un beso mientras papá sigue abatido ahí, junto a la ventana.
Has llegado. Sabía que lo harías, pero como aquí el tiempo no existe, no sabía cuándo sería posible verte. ¡Ahora, sin embargo, me alegra tanto tenerte a mi lado!
Aunque lamento mi aspecto.
Estoy horrible, ¿verdad?
Y pensar que lo último que te dije fue...
Te quiero. No hablaba en serio, ¿sabes? ¡Qué estúpida fui! En realidad... no sé, estaba jugando, ya sabes tú. Creo que me asustaba atarme. Se dicen tantas tonterías acerca del primer amor: que si se empieza pronto luego se estropea enseguida, que es mejor vivir primero y después...
No quiero perderte
Ni quiero perderme yo.
¿Por qué no me coges de la mano?
Por favor...
¿Has estudiado mucho? Supongo que sí, toda la noche. Menudo eres. Y terco. Y ahora esto, ¡menudo palo! Si el lunes suspendes el examen, encima será culpa mía. Me sabe mal, cariño, pero te juro que yo no quería acabar así. Lo único que deseaba era pasar una noche loca, emborracharme de música, olvidar, volar. Lo deseaba más que nunca.
Aunque te echaba de menos.
Me crees, ¿verdad?
Claro. Estás aquí. De lo contrario no habrías venido.
Cógeme de la mano.
Vamos, cógeme de la mano.
Así...
Gracias.
Ahora ya no me importan el silencio ni la oscuridad.
Ahora...

lunes, 8 de marzo de 2010










Tú vives siempre en tus actos.
Con la punta de tus dedos
pulsas el mundo, le arrancas
auroras, triunfos, colores,
alegrías: es tu música.
La vida es lo que tú tocas.
De tus ojos, sólo de ellos,
sale la luz que te guía
los pasos. Andas
por lo que ves. Nada más.

Y si una duda te hace
señas a diez mil kilómetros,
lo dejas todo, te arrojas
sobre proas, sobre alas,
estás ya allí; con los besos,
con los dientes la desgarras:
ya no es duda.
Tú nunca puedes dudar.

Porque has vuelto los misterios
del revés. Y tus enigmas,
lo que nunca entenderás,
son esas cosas tan claras:
la arena donde te tiendes,
la marcha de tu reloj
y el tierno cuerpo rosado
que te encuentras en tu espejo
cada día al despertar,
y es el tuyo. Los prodigios
que están descifrados ya.

Y nunca te equivocaste,
más que una vez, una noche
que te encaprichó una sombra
-la única que te ha gustado-.
Una sombra parecía.
Y la quisiste abrazar.
Y era yo.



Pedro Salinas

sábado, 6 de marzo de 2010

Solo una cosa me da miedo
Ríe, y el mundo reirá contigo.
Llora, y llorarás solo


Sueños, imágenes caprichosas que mezclan nuestros recuerdos, alborotan nuestra memoria durante noches y noches, horas y horas... Los sueños están ahí, cada noche, dentro de tu cabeza. Nadie puede verlos excepto tú porque son tuyos. Sin embargo no puedes controlarlos, dependen de sí mismos aunque se alimentan de ti, pero son simplemente sueños. En los sueños todo es posible: volar, amar lo odiado, vivir lo que nunca has vivido, morir y volver a nacer... De los sueños puedes aprender, puedes olvidarlos... lo único que no debes hacer jamás es depender de ellos porque los sueños no respetan la razón ni el sentido, por eso nadie debería entrar en los sueños de otro, nadie vivo.